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Matías Bravo, gerente general de Karübag:

“La pandemia nos hizo más conscientes de toda la basura que generamos”

Una persona en Chile genera 1,25 kilos de basura diariamente y cerca de la mitad corresponde a residuos orgánicos, según datos del Ministerio de Medio Ambiente. Esa problemática es la que busca solucionar Karübag con el retiro de desechos puerta a puerta, acción con la que hoy logra reciclar 50 toneladas mensuales, ayudando a reducir la emisión de 780 toneladas de CO2 desde 2018.

Por Constanza Garín L.

Uno de los veranos universitarios de Matías Bravo, gerente general de Karübag, decidió pasarlo en la casa de uno de sus amigos en Canadá. Fue así que se trasladó de Estados Unidos -donde estudiaba- hacia Toronto y pasó más de tres meses trabajando como limpiador de piscinas, un viaje que lo acercó hacia el mundo sostenible y del cuidado del medio ambiente que tienen los canadienses, con todo un sistema de reciclaje, retiro de residuos orgánicos y basura.

“Cuando nos poníamos a limpiar, había que recoger hojas y ramas, entre otras cosas. Ahí los clientes nos daban unos sacos grandes compostables, que eran justamente para echar todos esos residuos orgánicos”, explica.
Esa idea se quedó dando vueltas en su cabeza y, tras graduarse de la universidad y quedarse un tiempo más en Estados Unidos, volvió a Chile con un pedido de 10 mil sacos compostables con el fin de ofrecerlos a las municipalidades para la mantención de jardines.
Contrario a lo que había creído, la idea no logró motivar a los municipios, pese a reunirse por meses con ellos y presentarles la propuesta. Sin embargo, un día la suerte cambió y se percató de que a las personas particulares sí les interesaba comenzar a separar residuos y reciclar. “Ahí tomé la decisión de cambiar el foco, dejar las municipalidades y llegar directamente a la gente, así fue como en diciembre de 2017 partimos haciendo estos planes de reciclaje de residuos de jardín, pasando por las casas de los clientes, para luego en marzo de 2018 agregar los residuos orgánicos de cocina”, comenta. Y comenzaron a tener un boom de usuarios.
Partieron reciclando 300 kilos de residuos orgánicos el primer mes y hoy ese número va en 50 toneladas mensuales. Desde marzo de 2018 a la fecha, Karübag ha reciclado 750 toneladas de residuos orgánicos, “ayudando a evitar la emisión de 780 toneladas de CO2 en la atmósfera”, recalca Bravo.
El emprendedor explica que los residuos orgánicos recolectados son utilizados para hacer compostaje y vermicompostaje, el que luego se devuelve al cliente que contrató el plan convertido en humus de lombriz, útil como abono de plantas.
En el caso de los desechos inorgánicos se entregan a empresas como Reciclados Industriales, Sorepa, Ideatec, Cristoro y Fundación Revalora, para que continúen el proceso.

“En diciembre de 2017 partimos haciendo estos planes de reciclaje de residuos de jardín, pasando por las casas de los clientes, para luego en marzo de 2018 agregar los residuos orgánicos de cocina”.

“Íbamos muy bien, teníamos 150 clientes nuevos todas las semanas, pero en octubre tuvimos un golpe gigante. Seguíamos creciendo, pero a un ritmo mucho más bajo”.

La pandemia

Algunos sacaron sus dotes culinarios, otros los artísticos. Pero los más conscientes se dedicaron a buscar formas para poder seguir reciclando cuando los puntos limpios de las municipalidades permanecían cerrados por la pandemia.
Esta situación reafirmó a Karübag luego del remezón que les provocó la crisis social de 2019. “Íbamos muy bien, teníamos 150 clientes nuevos todas las semanas, pero en octubre tuvimos un golpe gigante. Seguíamos creciendo, pero a un ritmo mucho más bajo”, cuenta Matías Bravo.
Con la cuarentena, la cosa cambió y, según explica el ejecutivo, esto se debió principalmente a que “la pandemia nos hizo más conscientes de toda la basura que generamos”, una situación que la gente en general no dimensionaba porque no pasaba tanto tiempo en casa ni pendiente de estos detalles. Como consecuencia, más personas se fueron interesando en contratar servicios de reciclaje inorgánico como el que ofrece la firma. Y es que, según datos a 2018 del Ministerio del Medio Ambiente, en Chile una persona genera 1,25 kilos de basura diariamente y alrededor del 50% corresponde a residuos orgánicos que terminan en rellenos sanitarios.
Esta toma de conciencia también provocó que, en medio de la crisis sanitaria, la firma agregara el servicio de retiro de reciclaje inorgánico, como plástico, cartones, vidrios y otros materiales, debido al cierre de puntos limpios.
El mediano plazo lo observan desafiante desde la startup, ya que con la entrada en vigencia de la Ley de Responsabilidad Extendida al Productor (REP), será la industria la que deba hacerse responsable de sus productos creando para ello sistemas de gestión o contratando a empresas como Karübag. “Se vienen cambios bruscos en los siguientes dos años en infraestructura, debemos estar preparados para lo que se viene, ya que posiblemente nuestros clientes particulares comiencen a decrecer”, reflexiona Bravo.
Eso mismo ha motivado a la compañía a generar nuevas áreas de negocio, como una línea de e-commerce con productos sustentables que no tengan grandes problemas de generación de residuos. Y es que, para Bravo, el consejo es claro: “Antes de ponerse a reciclar, lo más importante que nazca por parte de nosotros dejar de comprar cosas que no son reciclables”.

“Se vienen cambios bruscos en los siguientes dos años en infraestructura, debemos estar preparados para lo que se viene, ya que posiblemente nuestros clientes particulares comiencen a decrecer”.

“Antes de ponerse a reciclar, lo más importante que nazca por parte de nosotros dejar de comprar cosas que no son reciclables”.

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