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Pía Álvarez, socia de Plastica:

“El verdadero problema del plástico es el uso desechable que se le ha dado”

Transformar bolsas de polietileno en joyas de autor con diseños contemporáneos fue la oportunidad que vio Plastica para darle una nueva vida a ese material. Así, la startup ha podido rescatar más de 500 kilos que, de otra forma, habrían terminado en la basura.

Por Constanza Garín L.

La degradación del plástico tarda aproximadamente 150 años. Pese a la gran cantidad de tiempo y el impacto que tiene en el ecosistema, solo en Chile se consumen más de 990 mil toneladas de este material al año, reciclándose solo el 8%, según datos de la Asociación Gremial de Industriales del Plástico (Asipla).
Ante este escenario, han surgido diferentes negocios que, con innovación, han podido entregar alternativas para disminuir su impacto. Uno de ellos es Plastica, emprendimiento familiar creado por María Pía Calderón y sus hijas Pía, Constanza y Macarena, quienes en 2014 comenzaron a reutilizar bolsas de polietileno para crear joyas de autor. La inspiración la tomaron de su abuela, artista visual que también trabajaba con plástico.
Este tipo de material es muy liviano, elástico, maleable y se puede encontrar generalmente en cualquier clase de envases y embalajes. La firma ya ha logrado darle una nueva vida a más de 500 kilos a través de su iniciativa.
Según explica Pía Álvarez, socia de Plastica, las ganas de tener este negocio nacen para generar una instancia de colaboración a la economía circular y que, a la vez, inspire y despierte la conciencia en torno al cuidado del planeta. Y es que su familia, cuenta, siempre se mantuvo proactiva ante la problemática ambiental, puesto que “no veíamos el problema en el plástico, sino una oportunidad: es un material que tiene gran durabilidad, flexibilidad y colorido. El verdadero problema es el uso desechable que se le da”.

“No veíamos el problema en el plástico, sino una oportunidad: es un material que tiene gran durabilidad, flexibilidad y colorido”.

“Creemos que (el plástico) puede transformarse, reutilizarse y darle un uso muchísimo mayor: pasar de basura a transformarlo en algo bello y que puede durar mucho tiempo”.

Es por eso que, a través de los años, Plastica también ha impulsado un cambio en el paradigma de que el plástico no es basura, pues “creemos que puede transformarse, reutilizarse y darle un uso muchísimo mayor: pasar de basura a transformarlo en algo bello y que puede durar mucho tiempo”.
¿Cómo es el modus operandi? Hasta antes de la pandemia, la startup recibía bolsas de retail, supermercado y envoltorios de parte de clientes, conocidos o empresas que las donaban. Luego, debían lavarlas, limpiarlas y clasificarlas por color y grosor, un trabajo que Álvarez dice que es un tanto invisible, pero que es enteramente hecho por ellas. Tras este proceso, convierten el plástico en tubos largos que cortan en pequeños pedazos para convertirlos en un tipo de mostacilla, el mismo que usarán para dar vida a su producto.
Aunque con la emergencia las donaciones frenaron, hasta ahora se las han arreglado con el plástico que tenían acumulado. Y aunque la ejecutiva cuenta que lo que tienen les servirá para “trabajar bastante años”, esperan que con la apertura de fases del Plan Paso a Paso puedan retomar la donación.
“Por ahora no nos hace falta más, pero lamentablemente sabemos que siempre el plástico estará ahí”, agrega.

“A las personas les da tranquilidad comprarles a las PYME y esas experiencias han ayudado a que la economía local de marcas más pequeñas se fuera fortaleciendo”.

Mayor conciencia ambiental

A través de los últimos años ya se observaba que los consumidores estaban demandando a las marcas incorporar procesos más limpios y cuidadosos con el medio ambiente. La emprendedora comenta que esta mayor conciencia ha llevado a las personas a elegir PYME que tengan la misma conexión con ellas, lo que además impulsa la economía local.
Por esto, “a las personas les da tranquilidad comprarles a las PYME y esas experiencias han ayudado a que la economía local de marcas más pequeñas se fuera fortaleciendo”, analiza Pía Álvarez.
Pese a esto, la pandemia afectó a todos los emprendimientos por igual debido al confinamiento y al cierre de cortinas físicas. Aunque, el 80% de la venta de Plastica ya era a través del e-commerce, de igual manera vieron afectada la venta que tenían por la vía presencial.
“Tuvimos que centrarnos en la venta online, fidelizando a los clientes que ya teníamos y creando estrategias para los nuevos, para que confiaran y se atrevieran a comprar nuestro producto sin tocarlo ni probárselo”, cuenta la ejecutiva, añadiendo que, de a poco, la situación se ha ido estabilizando.
Pero no solo eso. También han comenzado a internacionalizar sus productos a través de Amazon Estados Unidos, donde han tenido un buen recibimiento del público, lo que ya las tiene pensando en abarcar nuevos mercados y otras categorías, “siempre de la mano del diseño de moda y con una mirada consciente y sostenible”, concluye.
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“Tuvimos que centrarnos en la venta online, fidelizando a los clientes que ya teníamos y creando estrategias para los nuevos, para que confiaran y se atrevieran a comprar nuestro producto sin tocarlo ni probárselo”.

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