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Cristina Acuña, fundadora de Idea-Tec:

“Me cuesta entender que exista basura cuando tenemos a la ciencia química”

El poliestireno extendido o EPS (plumavit), es un plástico que actualmente no tiene soluciones para su reciclaje. Esta situación llevó a dos químicas chilenas a investigar durante años para encontrar la forma de volver a usar este material que pasaba directamente a los rellenos sanitarios. Así nació Idea-Tec pintura basada en un 20% de plumavit reciclado.

Por Constanza Garín L.

Constanza Cifuentes y Cristina Acuña se conocieron en la Universidad de Chile cuando ambas preparaban la tesis de pregrado y posgrado de Química. Conectaron de inmediato, pero sus caminos se separaron cuando Constanza decidió incursionar en el lado comercial de la química, vendiendo equipos, mientras que para Cristina su pasión estaba en la investigación.
Sin embargo, ambas se interesaron en la creación del Colegio de Químicos de Chile, pues escuchaban a muchos colegas decir que su profesión no estaba siendo valorada en el mercado local. Las dos fueron parte del directorio durante casi siete años, donde pudieron observar que, dentro de otras cosas, la química se podía aplicar a diferentes áreas de la vida, como educación y sustentabilidad.
Fue así que un día, celebrando la inscripción oficial del Colegio, acordaron impulsar un proyecto juntas: a una le preocupaba que las empresas generaran “montañas de desechos y no hicieran nada con ellos”, y a la otra, el que existiera tal cantidad de basura cuyos compuestos químicos se podrían usar como materias primas.
“Me cuesta entender que existe basura cuando existen las ciencias químicas”, explica Acuña, acotando que en la basura encuentras moléculas o “materias primas que se pueden usar para hacer otras cosas”.
Entonces, tratando de buscar en la química alguna solución frente a la gran problemática de la basura, dieron con los plumavits: “Nuestra idea era que fueran desechos que no tuvieran procesos de reciclaje, cosa de contribuir con algo nuevo”, dice.
Pero llegar a este material no fue sencillo, explica Cristina, ya que tuvieron que hacer una investigación profunda y más bien teórica de lo que estaba pasando en el mundo con la basura. “Un día me topé de casualidad con un pedazo de plumavit y jamás lo habíamos pensado, nos dijeron que en verdad no se hacía nada con este material porque es caro, entonces iba directo a los rellenos sanitarios”.
Ese fue el puntapié y lo que trazaría para siempre el emprendimiento de Cristina y Constanza: Idea-Tec. Comenzaron a hacer pruebas con el plumavit y se vieron que había ciertas sustancias que provocaban el derretimiento del plástico. “Empezamos a probar y a hacer un montón de mezclas para ver cómo nos podría servir” y entre prueba y error se percataron que el plumavit derretido era pegajoso, por lo que decidieron incursionar en el pegamento.
Constanza, quien estaba encargada de la parte comercial, repartió muestras del nuevo pegamento a los locatarios de bolsas de papel Kraft y cajas de cartón en Avenida Matta. “A nadie le gustó porque no pegaba bien, así que lo desechamos de inmediato”, cuenta Cristina.
Sin embargo, este traspié no las hizo bajar los brazos, sino que siguieron con su investigación y llegaron con un químico, quien les dijo que la mezcla a la que habían llegado podía servir como barniz. “El problema con el barniz es que, al aplicarlo, a los tres meses se empezaba a descascarar”.

“Nuestra idea era que fueran desechos que no tuvieran procesos de reciclaje, cosa de contribuir con algo nuevo”.

“Un día me topé de casualidad con un pedazo de plumavit y jamás lo habíamos pensado, nos dijeron que en verdad no se hacía nada con este material porque es caro, entonces iba directo a los rellenos sanitarios”.

La mezcla perfecta

El barniz tampoco sirvió, pero las dejó listas para incursionar en las pinturas. Para ello recurrieron a una colega experta en el tema, quien les dictó clases y la acercaron a la fórmula perfecta: a fines de 2015 pudieron desarrollar el primer bote de pintura para pisos con ayuda de StartupChile.

Luego acordaron escalar el producto y desarrollar la suficiente pintura para captar clientes. Para llegar hasta ese punto pasaron cuatro años de investigación, pruebas, errores y éxitos.

Y es que la pintura que desarrolla Idea-Tec no solo es sustentable, sino que tiene oros atributos que la hacen muy competitiva: “Nuestra mezcla se parece a las pinturas poliuretánicas, que dejan un acabado como si fueran plastificadas y eso las hace altamente lavables. Estas pinturas convencionales son muy parecidas a nuestra mezcla, pero la diferencia es que nuestro precio es mucho menor”, explica Acuña.

Hasta la fecha, Idea-Tec ha reciclado 32,2 toneladas de plumavit, evitando la emisión de 117,6 toneladas de CO2, y se han pintado 614.700 m2 de superficies con las pinturas de la firma.

Hacia el futuro, pretenden sacar nuevos productos, muchos de los cuales se iban a lanzar en 2020 pero debido a la llegada del Covid-19 tuvieron que ser postergados hasta nuevo aviso. Aunque Acuña no pueda adelantar de qué se trata, espera “que se retomen en 2021 sí o sí”.

“Nuestra mezcla se parece a las pinturas poliuretánicas, que dejan un acabado como si fueran plastificadas y eso las hace altamente lavables. Estas pinturas convencionales son muy parecidas a nuestra mezcla, pero la diferencia es que nuestro precio es mucho menor”.

Mente sustentable

Cuando recién comenzó la pandemia, en 2020, gran parte del mundo se encontraba en cuarentena, lo que provocó algunos avances medioambientales, como una baja en las emisiones de CO2 o avistamientos de animales en extinción, entre otros hallazgos.

Mirar el mundo florecer hizo que muchas personas reflexionaran respecto al impacto del ser humano en el ecosistema. En ese sentido, Cristina Acuña dice que esto provocó mayor conciencia en la sociedad, pero “no estoy segura que esa conciencia necesariamente lleva a la acción”.

Y es que, según la química, aún creemos que “algo tiene que pasar o alguien lo tiene que hacer. Todos nosotros somos parte importante de la toma de decisiones y parte de la cadena importante en torno a la sustentabilidad”, dice, aclarando que depende de nosotros el cambio.


Para avanzar en este camino, hay que practicar con el ejemplo. “Si alguien ve que el del lado tiene una pintura o un mueble sustentable, y además es bueno, a esa otra persona le den ganas de participar de esta cadena”, asegura.

“Todos nosotros somos parte importante de la toma de decisiones y parte de la cadena importante en torno a la sustentabilidad”.

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